Los/as asesores/as de familia de origen de Acogimiento
Los/as asesores/as de familia de origen (AFO) de Acogimiento trabajan con las familias de los/as niños, niñas y adolescentes en los procesos de revinculación y reintegro.
Su tarea comprende el trabajo directo con las familias para intentar revertir los motivos de desvinculación y pérdida del cuidado y así poder restablecer el derecho de los/as niños, niñas y adolescentes a la convivencia familiar y comunitaria.
Cuando un/a niño, niña o adolescente ingresa al servicio de Acogimiento (previa derivación del INAU), se investiga si existen medidas cautelares y se identifica a sus referentes familiares. En algunos casos, esta tarea puede implicar revisar legajos y armar árboles genealógicos. Una vez que esto se logra, se realizan entrevistas con las familias, a partir de las cuales se elabora un diagnóstico en el que se estudian los motivos por los cuales se originó una desvinculación y se registran las áreas en las que es necesario un acompañamiento. A partir de ese momento se comienzan a pensar las estrategias a seguir para cada caso concreto.
Para Diego Cabrera, AFO del Programa Montevideo, uno de los grandes desafíos del trabajo es “acompañar sin juzgar”. “Uno tiene que entender cada situación independientemente de lo que haya sido su experiencia familiar. No se trata de comparar con un modelo o con un deber ser. Se trata de entender cada situación y buscar junto a la familia lo mejor que pueda brindar”, agrega.
Fortalecer las capacidades de cuidado implica trabajar no solo con el núcleo familiar, sino también tender redes con la comunidad que permitan solidificar y sostener el proceso.
“El trabajo con la familia no tiene solo que ver con trabajar la historia familiar o los motivos de desvinculación, sino con brindar información en la búsqueda de redes de apoyo. Hay programas y organizaciones que pueden trabajar otros temas, y allí se orienta y se asesora”, aclara Ana Lucía Suárez, AFO del Programa Salto.
En este sentido, poder contribuir a la generación de autonomía de las familias, identificar los referentes comunitarios y construir puentes con otras organizaciones tanto estatales como de la sociedad civil resulta fundamental.
“Salimos por la zona para ver qué recursos hay en la zona, ya sea policlínicas, escuelas, comunales zonales para que esos reintegros tengan buenos resultados. Con las escuelas es fundamental el vínculo, porque es allí donde muchas veces los niños y las niñas transmiten como se están sintiendo”, señala Soledad Taranto, AFO del Programa Florida.
Al mismo tiempo que se trabaja en los hogares de las familias, también hay un trabajo con el núcleo de convivencia a la interna del servicio de Acogimiento.
“Es muy importante hablar de este proceso con el niño o niña y con la referente de cuidado. Ella es quien comparte la cotidianeidad y quien va a compartir la alegría cuando las cosas salen bien y sobre todo quien va a sostener cuando las cosas no salen como esperamos. En el trabajo de reintegro familiar es muy importante su rol. Cuando se establece un buen vínculo entre ella y la familia del niño o niña el proceso es muchísimo mejor”, comenta Diego.
Este proceso en paralelo es posible gracias al trabajo integrado de los/as AFO con los/as asesores familiares (equipo que trabaja directamente con los núcleos de convivencia de Acogimiento). “Trabajamos en equipo porque las miradas diferentes nutren a que sea exitoso ese reintegro”, afirma Soledad.
Paulatinamente se van fijando visitas del/de la niño, niña o adolescente a su hogar, que son evaluadas por los equipos técnicos. Cuando estos procesos de revinculación son estimados como positivos, se comienza a manejar la posibilidad de un reintegro familiar. Si este se concreta, el acompañamiento no cesa allí. Por el contrario, se pueden establecer acuerdos entre la familia y la organización para desarrollar una modalidad de Atención en Contexto, que consiste en un dispositivo de acompañamiento a la familia en el contexto del hogar. Este consta de un apoyo económico y técnico durante un tiempo estipulado que puede permitir solidificar el proceso.
Por el derecho a vivir en familia
“Es un trabajo súper comprometido y moviliza mucho, porque estás trabajando con todos los derechos de los niños y niñas, todo lo que fue vulnerado en su momento”, comenta Ana Lucía.
Para Soledad, uno de los aspectos más estimulantes de su trabajo tiene que ver con lograr que un/a niño, niña o adolescente pueda recuperar su derecho a vivir en familia, a ser cuidado/a y criado/a por ella. “Si vos podés ayudar a que un niño, niña o adolescente pueda tener un mejor proyecto de vida, eso te gratifica mucho”, comenta.
Por su parte, Leticia destaca que lo más satisfactorio es ver los frutos luego de largos procesos, que pueden llevar meses o incluso años: “Quizás pasás meses y meses trabajando con una familia y después de mucho tiempo se ven los resultados. Eso te va enriqueciendo día a día. Cuando vemos que se producen movimientos nos gratifica”.
Diego señala que debido a su trabajo pudo acompañar en el rencuentro de un padre con su hijo luego de diez años. “Es una experiencia inolvidable”, afirma. Además, agrega: “Aun con dificultades o con limitaciones, las familias hacen en la gran mayoría de los casos su mejor esfuerzo por recomponerse. Si un niño, niña o un grupo de hermanos regresan a su familia, quiere decir que hay muchas personas que pudieron recomponer sus vidas y que están encarando una nueva etapa”.